No tengo muy claro como iniciar esta carta. Sé que quiero
llenarla de todo el amor que logra contener mi alma, se que quiero dejar claro
en letras lo importante y fundamental que eres para mí. Sé que necesito hacerte
entender de una y mil maneras lo que representas y lo que eres en mi vida. Por
muchos años las palabras han sido mis amigas, hoy me quedan mal, hoy se me
escurren junto a las lágrimas que no dejan de salir, que no me dan tregua.
Hemos pasado por muchas cosas, casi nos hemos perdido y
reencontrado ya en varias ocasiones. Se nos ha permitido seguir juntos una y
otra vez, pocos tienen tantas oportunidades sabes? Pero esta vez es diferente,
no termino de entender lo que pasó, no le encuentro pies ni cabeza al momento
que estamos viviendo. No pretendo entender por lo que estas pasando tú; hay
algo nuevo en tus ojos, se te volvió diferente la mirada y apenas comienzo a
entender lo que está pasando por dentro.
Me gustaría poder tomarte de la mano y como lo has hecho
conmigo en innumerables ocasiones llevarte al lugar más seguro, a ese punto en
que te sientes invencible y protegido, amado y bendecido. No sé cómo se hace
eso, solo sé y no tengo la menor duda que puedo sostener tus manos con la
fuerza de mi sangre, tu sangre. Sé que puedo darte todo el amor que me
enseñaste a sentir y que puedo luchar todos los días para hacer de este mundo
un lugar un poquitito mejor tratando que esto no le pase a nadie más, nunca más;
por lo menos lo puedo intentar.
Puedo jurarte que nunca estarás solo, que cuentas con mi
eternidad porque sé que tengo la tuya. Te prometo un futuro compartido, como amigos,
como confidentes, como familia, como el alma que compartimos. Puedo comprometer
ante Dios que siempre que veas atrás buscando una mano, una sonrisa, un abrazo,
un apoyo, un beso, una hija aquí estaré en cada instante, por cada segundo que
nos han regalado.
Pero también te pido que saquemos lo mejor de esto, de nuestro
nuevo tiempo juntos. Te pido que disfrutemos cada instante, que olamos el pasto
mojado y comamos palomitas a escondidas. Te pido que nos sentemos a sentir el
sol en la cara mientras nos tomamos una copa de vino. Te pido que nos riamos de
esas cosas que solo nos dan risa a ti y a mí, que nos sigamos peleando por tonterías
y que nos enojemos de vez en cuando para abrazarnos con más ganas cuando se nos
pase el coraje. Te pido que no dejes de leer mis poemas y de levantar mi casa
cuando esta tirada. Te pido que me des tiempo para que puedas cumplir esa
promesa que me hiciste hace tres años de entregarme en una iglesia y más tiempo
para que te lleves a mis hijos a comer helados y malcriarlos como si fuera
deporte.
Te pido que tomemos hoy y lo abracemos con todo lo que somos
juntos, que no dejemos que las nubes se vuelvan negras o que desperdiciemos un
solo segundo en lamentaciones. Te pido papá que vivamos esta oportunidad
repletos de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario